sábado, 27 de octubre de 2007

Yo te conozco

Sylvester James Gates es profesor en la Universidad de Maryland. Es un pionero en su área de trabajo (supersimetría, supercuerdas y otr@s super). James (Jim) es un gran divulgador científico, que participa constantemente en documentales y entrevistas televisadas.

Cualquiera puede conocer a Jim. Probablemente tú, que me lees, lo hayas visto en algún documental de Discovery Channel.

Jim es, además de lo anterior, un tipo muy simpático. Tengo la suerte de conocerlo gracias a mi compañero de trabajo Jorge Ovalle. Jorge y Jim son colaboradores y amigos. Jorge ha invitado a Jim en dos ocasiones a venir a la UCV. Él ha aceptado gustoso y ha impartido cursos introductorios en su área de trabajo. La última de sus visitas ha transcurrido en esta semana que ya termina.

El día jueves salimos a almorzar con Jim. Lo llevamos a "El bote". "Our favorite place for lunch", le dijimos, "I know", nos dijo él. Ya lo habíamos llevado antes. Y ya le habíamos sugerido el atún a la plancha, la especialidad del lugar. Los mesoneros estaban fascinados con la presencia de un profesor extranjero en la mesa. Y eso que no les dijimos que sale en televisión.

Todos pedimos el atún y lo disfrutábamos. En eso entró un señor joven, pidiendo dinero para su hijo necesitado. Estamos acostumbrados a que suceda algo así de vez en cuando. Dejamos que nos explique y nos disculpamos amablemente.

Esta vez, tal vez por la presencia de Jim, el mesonero quería evitar que le señor se acercara a nuestra mesa. Llegó de todos modos, con el mesonero colgado de su camisa y bastante alterado por la situación.

Comenzó a hablarnos muy exaltado. Nos contó de su desgraciada situación y de porqué teníamos que ayudarle. Luego de mirar a todos en la mesa, fijó su atención en Jim. Este fue su error.

Dirigiéndose a nuestro invitado dijo "... es más, yo te conozco. Tú vives en Guarenas..." y así continuó explicándole a Jim, que lo veía con honda atención, todo su problema. Los demás no podíamos contener la risa. Luego de terminar, Jim contestó: "mi americano, no hablo español".

Los brazos del visitante cayeron y en su cara se leía un claro "la cagué". Despues de una pausa dijo: "gringo, no? Bueno, está bien". Comenzó a caminar hacía la puerta. "No problem" soltó como depedida.

Salió a la calle con nuestras carcajadas de fondo.

1 comentario:

ma dijo...

siento un "brillor" de memoria en esta anécdota: pura palabrería criolla, desparpajo caribeño en pleno a por el rebusque. el trabajo más requerido para no trabajar.