miércoles, 25 de julio de 2007

El respeto de los guiris

Durante la semana pasada he realizado algunas expediciones fotográficas en la ciudad. El clímax ha ocurrido el domingo en la tarde, cuando me decidí a utilizar al máximo mis implementos y salí armado de cámara y trípode. El objetivo principal: la Ciudad de las Artes y las Ciencias, en el antiguo cauce del río Túria.

De la experiencia diré, que como pasa en esas ocasiones que quiero hacer algo fuera de mi común, me sentía un poco raro con la presencia del trípode. El simple hecho de colgar el estuche en mi hombro me hacía sentir un impostor. Con la cámara ocurre igual, pero está más disimulada en mi bolso. Sólo al sacarla me asalta una sensación similar.

Siguiendo la evolución natural de toda interpretación de un personaje nuevo, al pasar el tiempo me sentía más a gusto. En particular, dejé de sentirme incómodo mientras armaba mi trípode en presencia de otras personas. Empezaba a ser más protagonista y menos impostor. Al final de la tarde era un fotógrafo. No muy experimentado, pero un fotógrafo.

Como ya comenté en este blog, mi look es bastante profesional. Al punto que los guiris presentes depositaron en mi su confianza para inmortalizarles fotográficamente, mientras posaban delante de sus monumentos favoritos.

Durante esta interacción se produjo algo que significó un quiebre interesante. Un caballero que tomaba fotos de su pareja y unos niños, me pidió que tomara una de él con su chica. Les pregunté que querían tener al fondo. Más con señas que palabras me dio a entender que lo quería todo de fondo. Toda Valencia, toda España. Tal vez algo de África también. Ante tal muestra de amplitud, escogí una parte del Museo Principe Felipe y L'Hemisfèric. Armé una composición rápidamente. Ellos abrazados a la derecha, ocupando el primer tercio. En el fondo los museos parecían salir tras ellos, siguiendo la diagonal hasta el tercio inferior. El triángulo entre la diagonal y la esquina superior izquierda quedaba bastante vacío. En mi opinión, este vacío creaba la tensión necesaria para dar vida a la foto.

Hinchado de orgullo, le mostré la foto al señor. La observó por un momento y me dijo que estaba bien. Amablemente me preguntó si le podía tomar otra foto donde ellos quedaran "mas cerca del centro". Evidentemente yo había tomado mi foto y no su foto. Le contesté que con gusto lo haría. Retrocedí, levanté la cámara, puse la pareja en el centro de la mira y les tomé la foto. Ni siquiera me fijé en el fondo. Se la mostré y le encantó. Seguí en mis quehaceres. Me imagino que el señor borró la primera foto.

De mis fotos diré que han quedado sobre expuestas en la mayoría de los casos. He jugado un poco con un programita de que vino con la cámara (Digital Photo Professional) y he podido corregir algunas cosas. Mejoraremos.



Éste es el Museo Príncipe Felipe.

sábado, 21 de julio de 2007

San Benito

El fin de semana del 14 de julio me acerqué nuevamente a las tierras gallegas. Fue un viaje largo y una estadía corta. Afortunadamente el contenido fue de calidad. No tenía ninguna duda de ello antes de salir.

A mi llegada me fue entregada mi nueva adquisición. Una Canon EOS 400D. El kit de compra incluyó un lente 18-55mm y una tarjeta de memoria de 2Gb. El resto del kit, que armé siguiendo las sabias consejas de Míguel, contenía un trípode, un bolso para la cámara, un filtro uv y un disco duro externo de 90 Gb.

Estoy, lo que se dice, completo.

El mismo sábado fue el gran estreno. Tuve la suerte de cubrir una válida de "tunitos" locales. Debo decir que por una tarde al menos, el oficio de fotógrafo deportivo se me da bien. No confundir, no me refiero a que las fotos sean ichííísimas, sino al hecho de que he disfrutado bastante encuadrando-acercando-alejando-disparando. Sobretodo disparando ráfagas.






Creo que ha sido fundamental la presencia de mis colegas de un día: Míguel y Regal . Un par de fotógrafos de verdad.













Luego acompañaría a Milena a comer helado y ver tiendas de ropa de bebes. Salida de tiendas potenciada por la coincidencia de que Roxi-yo y Milena-Míguel vayamos a ser padres-tíos todos a la vez. Así que ambos caminábamos buscando adquisiciones propias y regalos para los otros.


Habría más tiempo para el reportaje deportivo. Una carrera de verano en Celanova, un pueblico gallego que tiene que ver mucho con mi carga genética.

El final del día no lo podría haber anticipado nunca. Regal nos invitó a tomar algo en un bar Celanovés. Cual sería nuestra sorpresa en el momento que nos informan que las arepas son la especialidad. Me lancé la de carne mechada !Por supuesto!

El domingo hube de cumplir el compromiso que me llevó a la lluviosa Galicia. El almuerzo de San Benito que organiza Carmen. No tengo palabras. Aún puedo recrear la textura y sabor de las vieras gratinadas. La cocina de estas gallegas nunca me decepciona.

Quiero terminar con la presentación de mi nuevo (otro más) pasatiempo personal. El retrato.




Ese fin de semana he logrado capturar lo que quería dos veces. La primera es mi hermanito Míguel visto como un fotógrafo muy fashion, muy pro, que no pierde la sonrisa ni con las conversaciones más difíciles en el móvil.

La segunda es mi primo Jorge, pensativo.

miércoles, 18 de julio de 2007

IsaEvolución: Julio




Recta final. Barriga enorme y madre con peso correcto.

Hay que felicitarlas.

En los primeros días de septiembre tenemos unos miaos.

miércoles, 11 de julio de 2007

Fútbol, beisbol y otras fuentes de problemas

Lo siguiente es una reflexión personal realizada hace algunos meses. Es probable que haya cobrado cierta vigencia en los últimos días. Por ello, me atrevo a compartirla con ustedes, mis apreciados lectores.



He descubierto, tarde en la vida, que el deporte es una cosa muy complicada.

Desde niño y hasta no hace muchos años fui Madrilista y Magallanero. Mis dos pasiones, el fútbol y el beisbol me llevaron en varias ocasiones a sentirme muy mal. En particular cuando mis equipos en cada renglón no lograban las metas deseadas. En el caso del beisbol hay que recordar que los '80 no fueron especialmente "leves" con los muchachos del barco. Así entonces mis despechos eran, para decir lo menos, frecuentes.

Pero la cosa era sencilla, de alguna forma era infantil. Hay unos enemigos y es preciso vencer o morir. Podía ser El Caracas o La Guaira BBC. Podía ser el Barcelona, el PSV el Bayern o algún equipo italiano. Era simple.

Hoy en día me consigo en situaciones que no habría esperado. El deporte es cuestión de ideologías y propaganda.

Está bien, ya se que tú sí lo sabías. O que lo sospechabas. Pero no deja de sorprenderme el nivel de sofisticación argumentativo con el cual, algunos amigos y conocidos, pretenden justificar sus preferencias en los deportes. Además de las críticas que hacían de las mías.

"Tú eres del Real Madrid?"

Debo confesar que me hizo daño la pregunta y el tono. Viniendo de un español, apreciado y progresista, sentí que me hubiese preguntado la misma cosa cambiando la parte de "Real Madrid" por "Franquista". Fue algo de terror.

Bueno. En realidad rompí con el Madrid cuando se trajeron a Beckham porque me pareció, sin desmedro de la calidad del jugador, el colmo de la mala administración de un club.

Hoy en día, no tengo afición por ningún equipo en la liga española. Y en general por ningún equipo en ninguna liga.

"Cuba tiene que ganar el mundial de béisbol"

Esta afirmación viene seguida de una explicación muy racional (muy Ramonet, pues) que ahonda en el hecho de un país chiquito y otro grande, bla, bla, bla.. ustedes se saben el resto del cuento.

¿Qué coño tiene que ver eso con el verbo tener de la frase entrecomillada?

No te preocupes, yo me se la respuesta.

En el mundial de Beisbol en particular viví, junto a algunos millones de co-nacionales, la emoción negativa y destructiva relacionada con el hecho de que tu selección tenga amplias posibilidades de ganar. Muy al estilo de la "furiosa" selección ibérica el equipo sólo llegó a segunda vuelta. Y, para decirlo correctamente y en slang: de vaina.

De pronto me descubrí criticando al técnico de la selección. Pidiendo que lo botaran, que trajeran a otro. Hablaba con más interés de esas cuestiones que de las deficiencias en el transporte público en Caracas. Evidentemente estaba enajenado.

Afortunadamente la selección venezolana fue eliminada. Esta experiencia fue enormemente enriquecedora para mi. Desde esa posición fui capaz de evaluar mi actitud más fácilmente. Entonces decidí hacer la diferencia y alejarme de las transmisiones de competencias deportivas. En particular, de las de talla mundial.

Si crees que estoy escribiendo pendejadas, seguramente tienes razón. Sin embargo, te recuerdo que existió una Guerra del Fútbol. Y si bien es cierto que la guerra tuvo otras causas, fue la histeria fanática la que precedió la llegada de la sangre al río.

Por ese relato y todos los demás que contiene el libro, no vacilo en recomendarte La guerra del fútbol de Ryszard Kapuscinski.

Hoy en día sólo veo, de vez en cuando, el fútbol de la liga inglesa. No hay pasiones, sólo espectáculo. Les confieso que hasta me gusta el juego.

"¿Que te gusta la liga inglesa? No te puede gustar la liga inglesa. !No te puede gustar nada inglés!"

¡Joder, ahí vamos!

jueves, 5 de julio de 2007

El viaje a Madrid



Este fin de semana ha sido de los mejores en este viaje a España. La coincidencia de cinco aventureros, que enumeraré pronto, en la capital española nos permitió recordar mucho del pasado y planificar mucho más para el futuro.

Me integré al encuentro el viernes en la noche, al llegar de Valencia me esperaban Oscar y Hender. Luego de una parada en la casa de AnaC y Oscar, disfrutar de un primer vinillo y algunos embutidos a base del animal nacional, salimos de nuevo. Esta vez iríamos al aeropuerto para recoger a Diego, el quinto elemento de la conspiración.

Oscar y AnaC viven en Madrid y fueron los anfitriones (de lujo, hay que decirlo). No los veía desde desde que llegué a España en este viaje. Una visita que, sospecho, fue una pionera importante de la que estaba ocurriendo.





Hender actuó como representante de Barcelona. Quejándose de los madrileños como un buen catalán. No lo veía desde dos meses atrás. Al planear la "Reunión de Madrid" siempre contábamos con su presencia.



Hacía por lo menos 14 o 15 años que yo no veía a Diego. Es que el tipo de la foto no es Sting, eh?. Me alegra bastante que haya tenido la oportunidad de acercarse desde Francia.



Esa noche continuaríamos el festín gastronómico en casa. Como es costumbre los anfitriones mostraron su amplísimo dominio de la tapería local.

El sábado nos internamos en la cuidad a golpe de mediodía. Luego de recuperarnos del trasnocho y de conversar un rato sobre hipotecas e impuestos (sorry, cosas de la edad). Quisimos visitar las calles en momentos previos a la realización del "Euro Pride 2007". Con los inevitables acordes de I will survive y melodías de Village People y Abba en la mente, recorrimos el barrio de Chueca. Encontramos formas graciosas de reafirmar la condición gay de la zona, como en el nombre del restaurante de la foto.



Luego de completar el paseo comiendo fritangas en la Plaza Mayor, regresamos a casa para descansar el resto de la tarde.

La noche del sábado: Tapas y pinchos. Muy bien. Ana y Oscar tienen un repertorio de lugares excelente. Lamentablemente la suerte no estuvo con nosotros y un lugar, lo llamamos el sitio pijo, estaba cerrado. Así que una copa de cierto buen vino blanco estuvo ausente.

Ya de regreso, traficamos el "after" del "euro pride". Un gran botellón, donde nuestro atrevido equipo de heterosexuales mantuvo su secreto sin ningún problema. Sólo un incidente, de los balcones de las casas lanzaban agua a la multitud que seguía tomando en la calle. Ante un balde de agua uno de nuestros héroes de incógnito gritó al agresor "¡tírame a tu hermana!", recibiendo miradas de extrañeza de parte de los presentes. Probablemente ha debido gritar "¡tírame a tu hermano!". Las cosas del incógnito.



En algún momento coincidimos con lo que quedaba de la delegación venezolana. Una foto de la bandera.













El domingo fue el día del Prado. Absolutamente vacío. Todo el museo para nosotros. Finalmente, las compras en rebajas. Y mucho pateo en la ciudad.

Al llegar la tarde comenzaron las despedidas. Nos fuimos en orden inverso al que llegamos. Primero Diego. Luego, el lunes en la madrugada, me iría yo y en la mañana partiría Hender. Así dejamos a Madrid, siempre interesante y con ganas de próxima vez.