miércoles, 29 de agosto de 2007

Adeu Valencia

Es la última tarde del último día en Valencia. Salgo a caminar la ruta al centro que he recorrido en tantas ocasiones. Como he dicho en un post anterior, el servicio de metro de Valencia es bastante pobre. Como además me gusta caminar y no lo puedo hacer en Caracas, he conocido toda esta ciudad así, caminando.

Apenas llevo unas pocas cuadras, mis pies me llevan a una especie de choque triple. Delante de mi van un par de chicas con unas bolsas de supermercado. Son bastante guapas y van vestidas muy de verano. A un lado, detrás del perímetro de un trabajo en el pavimento de la calle, se acerca un maestro de obra. Parece enviar un sms en su móvil mientras camina casualmente en ruta de colisión hacia las chicas.

Yo también camino hacia las chicas y en el momento de máxima proximidad de los cuatro escucho al maestro "Olé, olé. Las cosas buena que tiene Valencia". Llevaba todo el viaje buscando en vivo el piropo español y finalmente lo encontraba ahora. El tipo continua con un no se qué de "calles" y "monumentos" que ya no entiendo muy bien. Ni lo entienden ellas, que solo reaccionan intercambiándose miradas de extrañeza. Cuando las voy dejando atrás, las escucho hablando en inglés.

Debo aclarar que nada de esto es fácil de conseguir. Especialmente el choque simultaneo de cuatro móviles. Me siento afortunado de haber participado.

Sigo mi caminata. El clima es agradable. La tarde está nublada y hay apenas 28ºC. Voy pensado en lo que me ha faltado por ver. El jardín Botánico, los Jardines de Monforte, una decena de museos, las zonas vecinas a la ciudad.

También espero el día de hacer una vida mas integrada a la ciudad. Ir al mercado, comprar ingredientes, preparar una paella.

Finalmente llego a la Plaza de Toros. Me siento en un brocal de una de las salidas de la estación de metro de Xátiva. Observo la plaza y la estación de trenes. Al día siguiente dejaré la ciudad donde me he sentido adoptado. Recuerdo la experiencia de trabajar con Marián en la universidad. Recuerdo la convivencia en casa de Claudia y Héctor. Recuerdo a sus amigos, especialmente Andrea, Chon y Paco. Finalmente recuerdo la semana de las visitas, inaugurada por "los negros" AnaC y Oscar, seguidos por Hender y rematada por mi primo Santiago.

Ya no quiero seguir caminando. Cierro mi libreta Moleskine (que es una nota y me hace sentir como Hemingway) y emprendo el regreso. Es casi como si me hubiese despedido de un amigo.

martes, 28 de agosto de 2007

El río Turia, Puentes Del Real a Monteolivete

Ya dejamos atrás la zona de los campos de fútbol. El parque del río cambia nuevamente. Ahora empezamos a ver otra vez jardines. La gente que se ejercita un poco, ya sea caminando, corriendo o montando bici, vuelve a ser protagonista. Estamos llegando al puente Del Real, construido en el siglo dieciséis.


Sigue el puente de la Exposición. Uno más de Calatrava. Sirve como segundo techo a las salidas de la estación de metro de la Alameda. No puedo evitar una pausa aquí para comentarles que el metro de Valencia tiene el servicio más pobre e ineficiente que he conocido. Espero que mejoren.


Inmediatamente sigue el puente de las Flores.


Ahora volvemos a los puentes viejos. Del Mar, siglo dieciséis. A modo de recuerdo de épocas más gloriosas, este puente salva un pequeño lago artificial.








Otra vez llegamos a puentes del siglo veinte. Conseguimos al puente de Aragón. El espacio debajo también es complementado con agua. En este caso, una serie de fuentes. En la vista ampliada, tras el ciclista, se observa el murciélago del escudo de Valencia. Está esculpido en los setos vivos del jardín.


Ángel custodio, siglo veinte. El perrito de la foto es increíblemente hiperquinético. Mientras su dueña camina tranquilamente en línea recta, él emprende carreras desenfrenadas en todas direcciones. Cuando se detiene voltea a ver donde va ella y regresa de la misma forma. En este momento había fijado su interés en el fotógrafo. Adivinen hacia donde corrió.


Puente del Reino. Nos acercamos al final.



Así como ha ido cambiando la forma del parque y la edad de los puentes, va cambiando el público. El río es zona de guiris. Hemos llegado al puente de Monteolivete, en la ciudad de las artes. Bajo él me encontré a este señor detrás de un cristal. Le propuse intercambiar una foto. Ésta es la que él me tomó.

domingo, 19 de agosto de 2007

El río Turia, Puentes de San José a Trinidad

Dejando atrás la zona del puente de Las Artes, encontraremos una sucesión de puentes antiguos. El primero de ellos es San José, construido en el siglo dieciséis. Lo vemos al fondo, entre la rampa que permite el acceso al cauce y la construcción que pertenece a un campo de rugby.



Del otro lado apreciamos más de su estructura.




A San José le sigue Serranos, también del siglo dieciséis. Desde una de las riberas vemos las Torres de Serranos en la opuesta. La forma del parque del río ha cambiado, vemos dos campos de fútbol de los cinco que en total hay en esta zona. Los partidos levantan constantemente el polvo del piso y todo el ambiente se amarillea ligeramente. Se juega todos los días. Los fines de semana familias de inmigrantes latinoamericanos se acercan a pasar aquí el día.



Pasando las Torres de Serranos queda cómodo acercarse a la zona de El Carmen. Allí encontramos otro de mis museos favoritos. El museo del Convento del Carmen. Durante la primavera y ligado a la celebración de la Copa del América en la ciudad, disfrutamos de una exposición sobre la historia de Valencia. Muy buena para poner al día a nosotros los visitantes. Actualmente y hasta el 12 de septiembre, se expone "Botero: una mirada diferente". Creaciones de los últimos siete años. Una temática un poco dura.

De vuelta en el río: En total son cuatro los campos de fútbol que llenan el espacio hasta el siguiente puente importante, La Trinidad, construido en el siglo quince. Hay otro puente moderno entre ellos, Pont de Fusta, del que no publicaré foto.



La cúpula azul al fondo es del Museo de Bellas Artes de Valencia San Pío V, donde asistí a la primera parte de la exposición "El Retrato Español en el Prado. Del Greco a Goya".

Ahora que el río me ha traído nuevamente a esta exposición les comento que es muy didáctica. Una selección de los mejores autores de un museo grande, ordenados cronológicamente, seleccionando un solo tipo de realización. Fue inevitable recordar aquellas clases de "Educación Artística". Debo agregar que esta vez fue mucho más divertido.

sábado, 18 de agosto de 2007

El río Turia, Puente de Las Artes

Son las 6:45 am. Es un día de verano cualquiera en Valencia. He caminado 20 minutos hasta la Ciudad de las Artes y las Ciencias y comienza mi carrera de la mañana. Durante mi recorrido voy atravesando diferentes facetas del Río Turia, hasta llegar al puente de Las Artes. Allí doy media vuelta y completo el regreso del recorrido.

Al terminar camino otros 20 minutos a casa, me ducho, desayuno y salgo a la facultad. Allí podre dormir feliz el resto del día.

En el recorrido he pasado bajo doce puentes. Los he fotografiado para escribirles un poco del río y la maravillosa ciudad con la que interactúa.

He comenzado siguiendo mi ruta de retorno. El primer puente es el de Las Artes. Según el portal Web Oficial de Turismo de la Comunidad Valenciana es uno de los puentes de construcción y diseño más reciente. Mis lugares cercanos favoritos son el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) y las Puertas de Quart.

El IVAM tiene un conjunto de salas donde siempre hay algo bueno para ver. Entre lo que más me llamó la atención, tuve la suerte de pillar una muestra llamada speed, una parte de la exposición "El Retrato Español en el Prado". (De Goya A Sorolla) y una exposición sobre el Equipo Crónica.

En speed, dedicada a la representación contemporánea del movimiento, presencié un par de obras que me llamaron demasiado la atención. La primera, el reloj de la muerte. Una búsqueda en internet arroja varias referencias macabras, con calculadoras que estiman una fecha para la muerte de una persona a partir de datos estadísticos. Sin embargo, el proyecto de Tatsuo Miyajima no tiene que ver con la vanidad implícita en ganar unos pocos años de vida dejando de fumar y/o perdiendo algo de peso. No es tan superficial.

Su idea va más por el camino siguiente: al pensar cuánto tiempo de vida nos queda y concientizar la finitud de la vida de esta manera, seremos personas más dignas. Es decir, seremos mejores ahora. A modo de confesión, me hizo pensar en la urgencia de no postergar nuestros proyectos de vida. Y no me estoy refiriendo a la compra de un 4x4.

La otra obra que me marcó fue "One Year Performance 1980-1981" de Sam Hsieh. No la describo. Está completa aquí. No tiene desperdicio. Después de verla, hay que pensar otra vez en en reloj de la muerte.

Sobre la muestra del Retrato Español volveré a escribir más adelante. Cuando el río me lleve a ella de nuevo. Sobre el Equipo Crónica escribo que me ha encantado conocer su trabajo. Fue un grupo de artistas que desarrolló el Pop Art en Valencia, en una época complicada para cualquier tipo de expresión en España.

Las Torres de Quart pertenecen a una de las entradas que tenía la muralla medieval que rodeó al casco antiguo de la ciudad y que ha sobrevivido hasta hoy.



Bajo el puente, encontramos los jardines y arboledas atravesados por caminerías, corredores y ciclistas.

viernes, 10 de agosto de 2007

Calatrava y la cuidad de las Artes y las Ciencias

Cuando acepté la oportunidad helen de vivir tres meses en Valencia (España), no imaginaba que conocería una ciudad de tantas y tan interesantes facetas. Aún he de escribir sobre ella, su historia, su río Túria que me fascina, etc. Esta vez quiero escribir sobre una obra de un valenciano interesante, Santiago Calatrava.

El ser humano es parte de la naturaleza. Sin embargo, es común cierto desprecio a lo artificial, creado por el ser humano. Esto en oposición a lo natural, no tocado por nosotros. Esta realidad evidencia nuestra característica humana de oposición al cambio, al que tememos.

Esta oposición al cambio, manifestada como ansia por la conservación, se extiende a la obra de los humanos que nos han precedido en la historia. Nuestra contradicción moderna, conservar la intervención de otro.

Tal vez podamos profundizar en esta dirección en otra oportunidad. Esta vez sólo tomo la idea para comenzar resaltando que, a nivel mediático, se va haciendo más valorado conservar que intervenir. Así, el ecologismo gana espacios, mientras la industria maderera y la transgénica generan, de una forma low profile, productos que necesitamos y reclamamos. Del mismo modo, la conservación las ruinas de un teatro romano está bien vista y su remodelación total es atacada duramente.

Todo esto con las honrosísimas excepciones de rigor.

La arquitectura es un concepto sumamente humano en su afán por intervenir la naturaleza. Hoy en día llega a ser un oficio ingrato, por las razones que he expuesto antes.

Admiro a los buenos arquitectos. Un buen arquitecto puede dirigir una de las facetas del proyecto interventor de la humanidad y aún ser reconocido positivamente por la mayoría de sus co-especímenes.

Creo que Calatrava pertenece a este club. Le he conocido a través de La Cuidad de las Artes y las Ciencias. Un complejo cultural del cual es coautor.

Como he mencionado antes, y mencionaré en futuros posts, en la ciudad de Valencia se llevó a cabo una intervención radical del medio ambiente. Se desvió el río de la ciudad. El río Túria.

Este trabajo dejó como resultado un cauce seco que atraviesa la ciudad hoy en día. Este lugar ha sido intervenido nuevamente. La Ciudad de las Artes y la Ciencias está conformada por los últimos artefactos que se encuentran antes de la llegada del cauce al mar. Un acuario enorme, el mayor de todo el continente europeo. Un museo de ciencias, un museo artístico, una sala de proyecciones, espejos de agua, caminerías, puentes y jardines.

Calatrava se inclina por el blanco como color, gusta de la linea curva, muchas veces prefiere la asimetría con respecto a ejes. Incorpora la estructura activamente al diseño de sus obras, haciéndola protagonista de su propuesta. Sus obras se han explicado como esculturas de motivos naturales y de movimiento escaladas al tamaño de grandes estructuras. Así, es conocida la inspiración en un ojo humano para el diseño del hemisférico.

Ya para cerrar quiero regresar la atención a la presencia en el lecho de un río seco de esas edificaciones blancas, que muestran algo de azar en su disposición, que definen un volumen y aún dejan evidentes espacios vacíos entre su estructura. Se me hace inevitable pensar en ellas como los huesos fosilizados de un gigante prehistórico.

Parecen fósiles gigantes en el lecho del río


En una ribera un pasillo, un homenaje a Gaudí


L'umbracle: un jardín donde la estructura modifica el clima interior


L'hemisfèric: una sala de proyección inspirada en el ojo humano. Luego el museo Príncipe Felipe. Al final, un detalle del Oceanográfico.



El palacio de las artes Reina Sofía, de frente y de perfil.

Su aspecto más resaltante, la estructura en forma de hoja que sirve de techo, apoyada en un solo extremo.