sábado, 23 de mayo de 2009

Mermelada de naranja amarga

Desde hace algún tiempo estaba aprendiendo a conservar la comida, recuperando algo de ese conocimiento sencillo, que perdemos en la especialización moderna.

Comenzó intentando con recetas saladas, cosas con aceite de oliva, vinagre y etc. Sólo después de un año se atrevió al dulce y acompañó a su madre haciendo su famosa jalea de mango.

Otro medio año más adelante descubrió aquel naranjo que nació solo en la granja y que nadie cortó, por ser muy bonito; y cuyas naranjas nadie comió, por ser muy amargas. Bueno, descubrió que esas naranjas servirían para hacer una mermelada digna.

Confió en buscar una receta en la red. Con un poco de suerte sabría separar la mejor de entre aquellas que se escriben para salir del paso. No hubo dudas, la receta de tejedora sería la elegida. Sólo merece ser agregado el detalle más importante para él, la preparación completa dura cinco días. ¿Habrá una forma más digna de tratar a una naranja?

El resultado fue sublime. Su color de caramelo, su untuosidad que le hace parecer miel y la textura de los tropezones de cáscara confitada han hecho que valga la pena esperar los cinco días de preparación.



Y no es tan amarga...

lunes, 18 de mayo de 2009

Un día perfecto


Después de no tener nada importante que decir-escribir en meses, he tenido un día perfecto. En realidad, un día casi perfecto.

Luego de manejar sin tráfico hasta la casa, encontramos un día soleado, pero con la humedad atmosférica del inicio de la temporada lluviosa. Los montes van verdeando y llenándose de los colores de esta primavera tropical. Las flores de abril en los bucares han cedido el lugar a los apamates acacias y araguaneyes.




En la casa los árboles de mango comienzan a cargar su cosecha, los dulces de injerto y los ácidos realengos, buenos para la jalea. El naranjo amargo muestra con orgullo sus frutos intocables.





En la comida hemos disfrutado del pan de corteza dura recién hecho, simplemente perfecto.